Para los que extrañan...
Extrañar, al punto tal de sentir que el alma se nos raja, que no podemos vivir sin los demás; extrañar al punto de desear la muerte pensando que no podremos resistir tanta soledad.
Así extraña una persona que no conoce a Dios y que no puede, por causas naturales dejar que el Espíritu de Dios pose en él.
La persona que extraña: Añora, sufre, anhela, sueña... Sus pensamientos, sus obras y su corazón están en el lugar el cual extraña; con las personas que extraña. En algunos casos el sentimiento es tan agudo que se entra en una larga y profunda depresión.
No solo las personas que han extrañado pueden entender este profundo y doloroso sentimiento, sino que hay un Dios, que todo lo sabe, que todo lo conoce y es quien puede transformar el corazón de un extrañador constante. Dios es quien lo llena todo, cura nuestras heridas, nos venda y sus brazos de amor cubren nuestras faltas.
Si extrañas al punto de la muerte, si extrañas como si tu alma estuviera rajada, pedile a Jesús que entre en tu vida; solo él puede llenarlo todo...
Después de todo no hay nada más que perder...
Noelia Favier
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